La rueda del año es un calendario que usamos en las tradiciones neopaganas para marcar los ciclos estacionales y las celebraciones de la tierra; la rueda del año se refleja en la vida de los seres humanos, es un tránsito por los ciclos que tenemos en común con la tierra y que nos enseñan a vivir dentro de cada fase.
Dentro del a rueda del año encontramos cuatro puntos cardinales o elementales y cuatro fases de la Diosa a estas es a las que nos vamos a enfocar esta vez.
Dentro del a tradición de la Diosa, cuando hablamos de las fases de la Diosa nos referimos a cuatro arquetipos que todos los seres humanos tenemos, experimentamos o aprendemos en nuestra vida, en nuestro día a día y es que el plantear este concepto en femenino no nos habla de arquetipos exclusivos del género femenino, la Diosa es la creación misma y todos los seres humanos somos creadores, pero vamos paso a paso y desmenuzando estas fases.
Antes de entrar en los cambios que experimentamos como humanos tenemos que situarnos en el lugar en el que estamos y este lugar es la Madre tierra, se le llama madre ya que justo tiene el arquetipo de una fase de la Diosa -la madre- aquella que nos sostiene y nos alimenta es por esto que en algunas tradiciones a la tierra se le relaciona mucho e incluso la nombran Diosa la tierra como Diosa madre que nos recibe al llegar a ella.
Teniendo ya esta idea de dónde estamos situados lo ideal es que conozcamos los cambios y ciclos de la tierra como los de nosotros mismos, es fácil para eso podemos seguir la guía neo pagana de la rueda del año, en cada una de estas fases de la rueda encontramos un arquetipo de la Diosa y todos estos ciclos los tenemos en nuestro cuerpo y en la evolución de nosotros mismos al tomar conciencia de este trabajo tan apasionante con la tierra y las Diosas.
Dentro de la hechicería tradicional y más específicamente en el linaje de la Stregheria la rueda del año empieza con el equinoccio de otoño que es el momento en el que la tierra deja de producir alimento, se queda seca, infértil y es el momento ideal para que en esta fase entre el rostro de la Diosa Anciana.
¿Pero cómo es que iniciamos con un arquetipo que nos muestra el fin de un período?
Esto es ya que el rostro de la anciana es el arquetipo de sabiduría que ya ha transitado por todas las fases, ya se reconoció en todas las fases y ahora sabe muy bien cómo abrirnos camino en la rueda del año, con esa experiencia previa nos va mostrando por dónde debemos ir para empatar nuestra energía con la energía de las fases de la tierra dentro de la rueda del año.
La fase de la anciana se muestra en todos los humanos cuando tenemos plena confianza en nosotros mismos, cuando somos firmes en nuestras decisiones, cuando demostramos experiencia en algún tema y cuando imprimimos nuestra sabiduría en la forma de actuar con nosotros mismos y con los demás.
La anciana nos enseña a actuar con responsabilidad, nos lleva de la mano con seguridad en los pasos que damos, nos ayuda a abrir nuestro entendimiento a la vida que vamos viviendo, nos hace fuertes de corazón y de mente nos ayuda a entender antes de accionar, nos guía a entender nuestra sombra y sobre todo nos ama tanto que nos transforma en lo que de verdad somos, nos enseña a evolucionar, a ser sabios y entender que la vida es transmutación constante y evolución permanente.
Que mejor que empezar a caminar un camino que agarrados de la mano de quien ya se sabe ese camino.
La siguiente fase de esta maravillosa rueda del año en la que encontramos otro rostro de la Diosa es la entrada del deshielo en la tierra el momento en el que despierta todo lo que en el invierno se estuvo gestando dentro de la gran madre tierra, los brotes se asoman y con ellos los inicios de la vida, el despertar de la Diosa Doncella y es esta doncella la que nos mueve en la vida a descubrir todo lo que nos rodea, la que nos enseña a ser atrevidos y hacer cosas nuevas, a conocernos y reconocernos una y otra vez, a tener ganar de actuar, a reaccionar, a despertar.
La doncella está en nosotros cuando somos niños y queremos comeros el mundo, cuando nada nos parece imposible y la curiosidad nos lleva a aprender de todo y de todos, es la niña y el niño que a todos nos hace ser curiosos y tener ganas de explorar cosas nuevas, de despertar con ganas de vivir y de vivir para conocer todo lo que nos rodea.
Después de esta fase de nuevos inicios y pasando por el elemento fuego nos encontramos con la fase de la Diosa amante, la pasión que nos hace llevar a cabo todo lo que queremos materializar, la fuerza creadora que nos impulsa a materializar lo que nos llega como idea o mensaje, la fase que plasma nuestros deseos en esta dimensión.
El fuego se hace presente en la tierra y la rueda del año está ya en su período de luz.
La amante está en nosotros cuando encontramos algún tema, alguna cosa, algún concepto que nos apasiona, esa pasión es la que nos hace reaccionare ir más allá para descubrir hasta dónde podemos llevar ese simple gusto y convertirlo en un sello personal o en una forma de vida.
La amante llega a nosotros cuando somos adolescentes y empezamos a adquirir gustos y pasiones por algo específico, cuando nada nos hace cambiar de opinión sobre algo que nos gusta y cuando por pasión e impulso realizamos muchas cosas. La amante esta presente en las demás fases o rostros de la Diosa ya que es la fuerza solar masculina que nos lleva a tener acción y esta acción bien fundamentada en la estrategia de las otras fases o rostros de la Diosa nos lleva a crear en completitud y a llevar a cabo nuestros proyectos con un proceso específico de inicio, crecimiento y fin; es así como integramos en la tradición de la Diosa la energía masculina ya que no estamos hablando de géneros y todos los seres humanos tenemos estas dos polaridades masculina y femenina que nos permiten crear, dar vida y llevar a cabo, materializar nuestros deseos.
La siguiente fase o rostro de la Diosa es la Diosa Madre
En esta fase la tierra empieza a entrar de nuevo a la sombra y la rueda del año regresa a su período de oscuridad.
La Diosa Madre está presente en nosotros en todo lo que creamos, nutrimos, alimentamos y concebimos, es el rostro de la Diosa que nos hace descubrirnos como creadores y co creadores, los cuidados que integramos en nuestros proyectos y en nuestro día a día para dar vida, sostener, nutrir y alimentar todos nuestros proyectos y a nosotros mismos.
La fase de la madre está presente en muchas etapas y edades de nuestra vida, ya que todos los seres humanos tenemos la capacidad de dar vida a algo y a alguien, es el momento en el que nos hacemos responsables de que algo se sostenga y esté cuidado y también es nuestro gran amor incondicional que ofrecemos para que algo se lleve a cabo y para que alguien se sienta cómodo y seguro.
Todas las fases están presentes una en la otra y cuando las transitamos de manera consiente nos enseñan todo el alcance que tenemos como seres que habitamos esta dimensión y estamos en conexión con otras, nos unen en emociones y nos muestran cada uno de los períodos por los que vamos pasando, nos llenan de fuerza y nos hacen sostener a otros, con toda la pasión y la sabiduría que vamos adquiriendo de nosotros mismos y sobre todo con todo el amor que vamos agregando a nuestro yo.
Si quieres descubrirte en cada una de estas fases o rostros de la Diosa te invito a que hagas mi meditación Las Fases de la Diosa y te descubras en ellas y a ellas las descubras en ti.
Como era en tiempos ancestrales es ahora
y así será.
EreshkigalEren.
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